jueves, 21 de septiembre de 2017

Donuts Veganos

Una de las cosas que más echas de menos al hacerte vegana son los donuts. No hay donuts veganos, no al menos unos que sepan a donuts. Lo máximo que he llegado a encontrar son supuestos donuts cuya textura se parecía más al mazapán. Así que hoy vamos a hacer unos donuts veganos caseros, saludables y, dependiendo de la cobertura que elijas, sin azúcar.

Pondré dos versiones de esta receta, la tradicional y con la thermomix.




Ingredientes:

-500 gr de harina para repostería
-250 ml de leche de coco (o otra leche vegetal que prefieras)
-50 ml de aceite de oliva
-100 ml de sirope de ágave de sabor neutro
-25 gr de levadura fresca
-8 semillas de cardamomo

A parte necesitaremos un rodillo, una bandeja de horno, un trapo limpio y un molde para donuts. Si no tienes un molde puedes utilizar un vaso grande junto con un vaso de chupito, tazas de distinto tamaño, etc.
Para la versión tradicional necesitarás a parte un bol redondo, un mortero y una báscula de cocina.


Versión tradicional:

Empezamos triturando las semillas de cardamomo con un mortero. Reservamos

Echamos la harina con el cardamomo en el bol. Disolvemos la levadura fresca en la leche vegetal y mezclamos bien con la harina.

Una vez bien mezclado, haz un volcán (una montañita con un hueco en medio) y echa en el agujero el aceite. Vuelve a mezclar con las manos hasta que quede homogéneo. Por último añade el sirope y mezcla de nuevo. 

Enharina ligeramente la encima limpia y echa la masa. Se te pegará bastante, así que enharinate también las manos. Quizá necesites añadir algún puñado de harina a la masa, lo justo para que deje de pegarse en los dedos. Amasa sin parar durante unos cinco minutos, estirando, mezclandolo todo bien. Cuando esté todo homogéneo, haz una pelotita y golpéala contra la encimera unas cuantas veces.

Vuelve a meter la masa en el bol y tápalo con un trapo limpio. Déjalo crecer durante una hora.

Pasada la hora, vuelve a echar a la encimera la masa, extiendela con el rodillo hasta que tenga un centímetro o dos de grosor. Empieza a recortar los donuts con lo que tengas a mano (molde, tazas o vasos) y ve colocándolos en una bandeja de horno fría y previamente enharinada.

Vuelve a mezclar y estirar la masa restante para seguir haciendo donuts hasta que te quedes sin masa. Deja que los donuts fermenten en la bandeja unos diez minutos ( o hasta que doblen su tamaño). Mientras precalienta el horno a 170º.

Cuando hayan fermentado, échales un poco de aceite de oliva por encima y mételos al horno unos 20 minutos (o hasta que se doren, dependiendo del grosor que tengan tardarán más o menos). Cuando estén, sácalos del horno y déjalos templar.

(Ve al final para preparar las coberturas) 




Versión con Thermomix.

Pesa la harina con la Thermomix. Añade la levadura y el cardamomo y tritura unos 10 segundos a velocidad 7. Añade el aceite y vuelve a mezclar unos segundos a velocidad 4.

Ahora pon la thermomix en modo espiga con la cuchilla invertida y a través del hueco añade la leche y el sirope de ágave. Deja que amase durante unos dos o tres minutos más. Cuando esté homogéneo, enharina la encimera limpia y echa la masa. Enharinate las manos y amasa un poco la mezcla, añade un poco de harina hasta que deje de pegarse en las manos.

Deja la masa echa una pelotita en un plato, tapada por un trapo limpio, durante una hora.

Pasada la hora, vuelve a echar la masa a la encimera y empieza a estirarla con el rodillo. Empieza a formar los donuts con lo que tengas a mano (molde, tazas o vasos) y colócalos en una bandeja de horno fría previamente enharinada. La masa restante vuelve a mezclarla y cortarla hasta que se acabe.

Déjalos fermentar durante unos 10 minutos (o hasta que doblen su tamaño), mientras precalienta el horno a 170º.

Échaes un poco de aceite de oliva por encima y mételos al horno durante unos 20 minutos (o hasta que doren). Cuando estén, sácalos del horno y déjalos templar.

(Sigue leyendo para preparar las coberturas)



Coberturas:

Glaseado blanco:
Mezcla 90 gr de azúcar glas con dos o tres cucharadas de leche vegetal. Baña los donuts en la mezcla y deja enfriar.
Glaseado de colores:
Antes de mojar los donuts, añade a la mezcla de antes un par de gotitas del colorante alimenticio elegido (mira que no tengan nada de origen animal)



Cobertura de chocolate crujiente:

Derrite un par de tabletas de chocolate negro (comprueba que no tengan nada de origen animal). Puedes hacerlo al baño maría o en una taza y en el microondas durante uno o dos minutos (nunca un vaso, usa una taza apta para microondas) Moja tan solo la parte superior de los donuts y espolvorea por encima almendra troceada (avellanas o nueces también sirven) Déjalo unos minutos en la nevera para que el chocolate se endurezca.
Cobertura de chocolate suave:


Derrite 50 gr de margarina de soja con 40 gr de chocolate negro al microondas. Mezcla bien y añade una cucharadita de vainilla líquida, 20 gr de leche vegetal y 120 gr de azúcar glas. Vuelve a mezclarlo todo hasta que quede homogéneo. Moja o baña los donuts y déjalos enfriar en una superficie plana con papel vegetal.

¿Y tu, como haces los donuts? ¿Tienes alguna otra cobertura rica? Deja tus experiencias y opiniones en los comentarios y comparte tus truquillos. Go Vegan!

jueves, 18 de mayo de 2017

Helado vegano de Fresa y Dátil

Por fin empieza a hacer buen tiempo y empieza a apetecer cada vez más cosas fresquitas. Y dulces. Fresquitas y dulces. Como horchatas, batidos... y ¡helados!


¿Pero donde conseguir helados en los que no se usen lácteos, colorantes y glutamatos? Puedes ir a una tienda que ya te va a costar encontrar (admitamoslo, cada vez está más extendido pero aun queda mucho camino) o puedes hacertelo tu mism@ en casa. Así que vamos a hacer un helado de fresa riquísimo, con muchas vitaminas, sin grasas saturadas, sin colorantes artificiales y sin necesidad de añadir azúcar refinado.




Vamos a necesitar:

500 gr de fresas (congeladas del día anterior)
12 dátiles
40 almendras crudas y peladas
(opcional) leche de avena


Empezamos poniendo a remojo las almendras durante una media hora. En ere rato preparamos los dátiles, a los que extraemos el hueso, y sacamos las fresas del congelador (congela las fresas ya troceadas) para remojarlas un poco en agua a temperatura ambiente.

Cuando pase la media hora escurrimos las almendras y metemos todos los ingredientes en el vaso de la batidora. Te recomiendo elegir una buena batidora, las hay que no tienen potencia suficiente y no pueden con hielos o frutas congeladas. Estas son bastante buenas y para hacer helados va perfecta.

Tritúralo todo hasta que quede una mezcla homogénea. Si quieres que el helado sea más cremoso, añadele unos 200 cl de leche de avena y vuelve a mezclarlo todo.

Te recomiendo hacer el helado que vayas a consumir en el momento, ya que estará en su punto gracias a las fresas congeladas. También puedes guardarlo en el congelador para más tarde, pero ten en cuenta que se solidificará del todo y no tendrá la misma textura que recién batido.























¡Que aproveche! Disfrutad de este helado y probadlo con viruta de chocolate negro por encima.


jueves, 27 de abril de 2017

¿Qué es lo que estoy comiendo y que lleva?

¿Trazas? ¿Lleva trazas? ¿No? ¿¿Estás seguro??




Hoy en día, gracias a Dios, se da más y más importancia a lo que pones en tu plato y es más sencillo conseguir esa información. Quieres saber que es, de donde viene, si ha sido bien preparado y si es seguro comerlo. A parte del aceite de palma y el glutamato (presente en casi todos los alimentos pre-fabricados), hay ciertos productos que quieres evitar por completo en tu plato, ya sea por alergias o por un estilo de vida vegano.

¿Pero es realmente veraz esa información sobre tu comida? Coges el tenedor y no puedes evitar examinar lo que hay en tu plato casi con paranoia. ¿Estará contaminado?




Hay muchas formas de que un alimento preparado se contamine:

-Usar el mismo utensilio de comida en la preparación de varios platos distintos.
-Falta de higiene en la cocina
-Desconocimiento (o desinterés) por parte de quien lo prepara.

Hoy mismo he estado comiendo en un restaurante en el que me han facilitado una hoja con los alérgenos de todos sus platos (algo maravilloso y que debería normalizarse en todos los restaurantes), pero aun con esto no ha sido una información totalmente veraz la que me han dado. Dos platos me han llamado sobretodo la atención: uno de ellos era una pasta semipicante con pimientos que no llevaba ninguna marca de alérgenos... y que sin embargo estaba hecha con pasta fresca, que lleva huevo. El otro era una lasaña vegetal con tomate en vez de bechamel.. pero a la que habían añadido un gratinado de queso. Y no, este plato tampoco tenía marcado los alérgenos correctamente.

En estos dos casos el error es fácil de reconocer pero ¿que pasa cuando no es así?



Otra situación verídica, en otro restaurante: una compañera de trabajo y su pareja fueron a cenar. Al pedir una ensalada, mi compañera preguntó que llevaba dicha ensalada (huevo, atún, maíz, queso... hay muchas cosas que se añaden a la lechuga) y la camarera le respondió (con el tono de quien dice algo obvio a alguien con pocas luces) que la ensalada llevaba verduras.

Mi compañera y su pareja pidieron esa ensalada y menos mal que fue ella quien la probó primero, porque la ensalada estaba llena de queso parmesano en polvo mezclado con el aceite de oliva y si su pareja llega a probarla habría ido directo al hospital.

Queremos pensar que estas situaciones son cada vez menos frecuentes y nos sentimos afortunados cada vez que encontramos un lugar agradable donde nos atiendan bien, no nos engañen y nos den la comida que queremos.

Aun así no ha pasado el peligro del todo.

Me refiero a las trazas. Si, las trazas.



Las trazas indican con que se ha contaminado un producto, ya sea por la producción en masa de varias cosas distintas o por el tipo de elaboración. Las trazas están indicadas en los envoltorios de los alimentos preparados, ¿pero que pasa con los platos preparados?



La legislación es clara: la contaminación de alimentos debe evitarse. Las trazas deben evitarse. Para ello se exige un carné de manipulador de alimentos para poder trabajar en un puesto en el que manipules o sirvas comida, garantizando así que la comida será seguro comerla y será exactamente lo que el cliente ha pedido. Actualmente no es obligatorio renovarlo cada 4 años (desde el 2008 para ser exactos) pero es recomendable y, personalmente, muy positivo tanto para el cliente como para el trabajador.

La última vez que renové el carné fue una faena el compaginarlo con el trabajo y la familia, y para mi gusto fue una preparación un poco escasa (nociones básicas y poco más). Por suerte cada vez hay más facilidades y ya puedes sacarlo incluso desde casa con algún curso de manipulador de alimentos online, llevándote algo más que las nociones básicas. (¡Bendito Internet!)

Aunque claro, siempre hay que tener en cuenta el factor humano. Por mucho carné que tenga, si te encuentras con un camarero al que le importa un pito que no quieras ingerir nada que provenga de animales... o que puedas "explosionar" si pruebas un lácteo (si, la mantequilla es un lácteo!) tu "hoy como fuera" puede convertirse en algo muy desagradable.


Ante eso solo queda comer en casa, ¿no? Ahí puedes contar contigo misma y tu preparación para evitar las trazas.